
Sobre nosotros
Somos Lourdes y Álex. Vivimos en Barcelona, y no desaprovechamos la oportunidad para salir. Entre nuestros destinos preferidos, y más frecuentes, están los Pirineos, sobretodo en invierno, y la costa Brava en verano; para disfrutar de dos de nuestras mayores aficiones, el esquí y el buceo.
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Nuestra aventura furgonetera empezó como tantas otras, casi de casualidad, casi sin querer.
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Era julio de 2017 y dada nuestra pasión por la cerveza en general, y la mía por la belga en particular, decidimos ir ese año de vacaciones a Bélgica.
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Hasta ese momento yo (Lourdes) no había tenido ningún contacto con el mundo camper, ni la acampada. Sin embargo Álex, era mucho más experimentado en todo este mundo, siempre habían ido de camping con familia y amigos. Álex ya conocía de la existencia del mundo camper; a mí, camper sólo me sonaba a zapatos...
Valorando las opciones para nuestro viaje en Bélgica, y puesto que queríamos ir a visitar muchas cerveceras, y que casi ninguna está cerca del centro de nada, teníamos que dormir en diversas ciudades y alquilar un vehículo para poder movernos sin tener que perder demasiado tiempo en enlaces entre nuestros destinos.
Luego llegó otro handicap, que era decidir la ruta y cuánto tiempo dedicaríamos a cada ciudad, para reservar los hoteles... Sobra decir que cuando nos planteamos hacer las reservas, nos fue imposible encontrar alojamiento, y buscando desesperadamente en plataformas, nos aparecieron varias opciones de alquiler de campers.
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Con un poco de reticencia y curiosidad de mi parte, alquilamos una GV, y descubrimos otra forma de viajar que nos encantó, que se adaptaba a nuestra forma de ser. A cómo queríamos viajar y pensábamos que no se podía.
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Y probamos las mieles, y empezó nuestra búsqueda... Tras mucho pensar, nos decantamos por una fiat ducato L1H1, porque queríamos meterla en un párking, pero también íbamos a pasar muchas horas dentro, sobretodo cuando vamos a esquiar. Nuestra búsqueda duró unos cuantos meses, y finalmente la encontramos, pero estaba en Madrid. Sin dudarlo, cogimos el primer tren para allí, y nos la trajimos para casa... y no fue hasta Guadalajara que no nos dimos cuenta que habíamos comprado una L2.
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Parece que fue ayer, sobretodo, porque aun seguimos camperizándola... Pero eso ya lo iréis viendo por aquí...
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